La moda de fotografiar alimentos

Food_porn

12 de septiembre 2013 – Las Palmas de Gran Canaria

Tal y como hicimos mención el otro día en nuestro canal de Facebook, hay una escena que se produce cada vez con mayor frecuencia en bares y restaurantes. Se trata de esa persona que se dedica a retransmitir a todos sus contactos en las diferentes redes sociales los platos y bebidas que está degustando. En EEUU lo han bautizado como Food Porn y ha llegado hasta tal punto que se pueden oír frases del estilo “No, no.. mejor nos sentamos en aquella mesa que hay mejor luz para las fotografías”. Como todo en esta vida, tiene sus partidarios y sus detractores.

Sin lugar a dudas, la fotografía de un plato o un vino, unido a la posibilidad de localizar o nombrar el sitio donde lo hemos degustado, es un arma publicitaria gratuita importantísima. Esa foto se convierte en una especie de tarjeta de visita de nuestro negocio o producto. De la misma manera, puede ser bastante destructiva si no cuidamos la presentación y calidad de la fotografía, o si el cliente no ha quedado muy contento con la cocina del sitio. En el extremo contrario, tenemos el ejemplo de algunos restaurantes de la ciudad de Nueva York que prohíben el fotografiado de sus platos aludiendo a lo molesto que suponen los flashes. Se suele decir que en el medio se encuentra la virtud y es precisamente en ese punto donde se encuentra el chef neoyorkino David Bouley. Este chef neoyorkino, especialmente complaciente con sus clientes, cree que la gente necesita compartir sus fotos de comida con sus amigos de forma instantánea. Por eso disuade a los comensales de hacer fotos en la mesa y les invita a su cocina para que hagan fotos de cómo salen los platos. Pero ¿por qué esa necesidad imperiosa por “retransmitir” lo que comemos o bebemos?

El triunfo de las redes sociales ha abierto un nuevo canal de comunicación entre nosotros y una nueva manera de comunicarse. Estas redes se basan en las emociones. Cuando escribimos algo, o publicamos una foto en nuestro Facebook, buscamos que éstas generan emociones en nuestros contactos. A veces se quieren transmitir unos gustos, otras dar envidia –sobre todo aquí en España que nos encanta que los demás sepan cuando lo estamos pasando bien -, y , en otras, se pretende modificar la percepción que otros tienen sobre nosotros – simulando un poder adquisitivo, por ejemplo.

Son muchas las razones de esta creciente moda y está claro que va a ser complicado pararla. En el momento de la redacción de este artículo, el hastag #food (comida, en ingles) en Instagram contaba con 55 millones de fotografías. Nosotros somos partidarios de la proliferación de esta costumbre, siempre y cuando se evite cualquier acto molesto hacia los demás.

Sólo un detalle final. Si eres chef o dueño de un restaurante, cuida tus fotografías para que no ocasionen el efecto contrario entre tus potenciales clientes.

Y ¿tú que opinas?¿Eres de esos que te encantan hacer fotografías de lo que comes para luego compartirlo?

Comentarios (3)

Me encanta hacer y compartir las fotos de las comidas que hago fuera y en casa con l@s amig@s y familia y ell@s también. Me gusta que la comida tenga un buen aspecto tanto visual como de sabor.

A mi también me gusta, de echo, pertenezco a un grupo que se llama Love food, publicamos desde lo que cocinas en casa (con receta incluida) a lo que degustas en un restaurante y damos nuestra opinión.

La fotografía de alimentos tiene su arte, aunque muchos no lo crean

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