Sobre la altas cumbres de las montañas de Gran Canaria,
bajo los radiantes rayos del mediodía
y al calor de sus destellos,
el dorado vino surge de la naturaleza.
Nadie sabe
cuál es el secreto de la madre;
trabajando sin descanso
con su inaprensible poder.
Radiante como un hijo del sol,
como la luz de un ardiente manantial,
se desborda del tonel
con púrpura espuma cristalina.
Alegra todos los sentidos
y sobre los pechos de los temerosos
insufla la dulce esperanza
del placer de vivir.
Lejos de las Islas Afortunadas
la Naturaleza vigila el navegar de los barcos,
Y los dorados frutos del Sur
Vierte en el Norte.
Adaptación libre de un poema de Friedrich Von Schiller