Las Palmas de Gran Canaria – 24 de noviembre
Tras la introducción de la vid en Canarias en el siglo XVI, las características climatológicas, de la tierra y la orografía han ido moldeando las distintas variedades de cepas.
El motivo principal para su plantación original lo hayamos en la necesidad que tenían los antiguos visitantes de las islas de cubrir el sano vicio del vino. Los navegantes de todas las partes del mundo deseaban beber el vino cuando hacían escala en Canarias. La consecuencia de todo ello la vemos hoy en día con inmensidad de variedades de vid. Se calculan más de 80, habiendo descubierto recientemente 29 variedades desconocidas hasta ahora.
De todas las variedades, una de las más populares en Gran Canaria y con la que se elaboran mayoritariamente los vinos tintos, es la listán negro.
Se trata de una cepa de alta productividad, que se caracteriza por tener una alta resistencia a las plagas y que nos entrega un fruto de tamaño mediano que se emplea para elaborar mayormente en combinación con otras variedades tintos jóvenes brillantes, sabrosos y con aromas a frutas.
Para los peruanos la Listán Negra es el orígen de nuestra querida uva Quebranta que se modificó en nuestras tierras y es la uva principal para la elaboración del pisco.
Las crónicas nos dicen que nuestras primeras parras fueron traídas de Canarias.
Eduardo Dargent